21 de agosto de 2011

Disfruta

Seguro que os ha pasado a vosotros también. Es verano y hace un calor terrible cuando, sin previo aviso, se pone a llover. Al contrario de lo que hubiera sucedido en invierno, te quedas impávido bajo la lluvia: te da igual si el pelo se moja, si sientes frío en tus piernas, si tu ropa se carga de agua. Porque es eso precisamente lo que hace que este momento sea especial. Estás bajo la lluvia porque quieres sentir las gotas de aguas frías, porque no te importa si todos te miran y te creen loca por estar bajo la lluvia. Te da igual escurrirte con las chanclas al andar, que tus mejillas se empapen o que estornudes a la noche. Da igual si entras en casa chapoteando y estrujando el agua de tu camiseta.

Son preciosas las tormentas de verano. ¿Qué más da si te mojas? Hace un instante te quejabas del calor que hace y ahora te mojas. Es una solución a tu problema. ¿Porqué andar escondiéndose bajo el resquicio de una terraza, cuando puedes caminar tú sola por la hierba sintiéndote feliz por estar calada? ¿Porqué limitarte a ver la tormenta y los relámpagos desde tu ventana si puedes hacerlo a gran escala?
Es algo que nunca entenderé: el año pasado estando en la orilla del mar comenzó a llover. Todos corrieron despavoridos desde mar hacia sus toalla, recogieron los bártulos y corrieron a cobijarse. ¿Porqué no te importa mojarte en el mar y cuando comienza a llover sales corriendo porque “se mojan las cosas”? ¿Acaso no mojarás tu toalla cuando vayas a secarte con ella?.

Disfruta de una tormenta de verano. Disfruta de ese momento de frescor y pequeña locura. De ese tiempo muerto que te da el sol y el viento acalorado. Del olor a humedad, de las hojas chocándose unas con otras. Simplemente sé feliz sintiendo frío en tu cuerpo, en agosto, en tu piel...
Disfruta.

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