26 de septiembre de 2011

En qué piensan las mujeres

 Esto va para que todos los hombres entiendan mejor a las mujeres. Mujeres que no paran de darle vueltas a las cosas, que no siempre dicen lo que piensan.

Si le dices que no a una mujer a algo que le hacía aunque sea un pelín de ilusión y te dice: “no te preocupes, no pasa nada si yo tampoco...” Miente. Quizá lo hagamos para ver si el otro se da cuenta por sí mismo de que en realidad le duele que hayas dicho “no puedo”. Pero la cosa queda ahí. Ni ella dice la verdad, ni él quiere preguntar más, porque sabe que si pregunta le viene una gorda. Pero ahí es donde erráis. Por -h o por -b, eso saldrá en algún momento y siempre es para peor: somos rencorosas por naturaleza.

Si una señorita llora a la primera de cambio no preocuparse: somos de lágrima fácil. Y a veces hasta nos hace llorar que nos digan que somos guapas o que valemos la pena. No es tanto el período del mes en el que estemos, ni que ese día te levantases de un humor de perros es que, a veces, las mujeres necesitamos llorar porque sí. Y esto es lo que más os cuesta entender. Es como si fuésemos acumulando lágrimas y lágrimas y un buen día, a poco que escuches una canción, o veas una mala cara o escuches una palabra bonita: ¡ZAS! Llorera que te crió. Nada que no se arregle con un abrazo a tiempo -sin palmadita en la espalda a ser posible- o una sonrisa y una mirada cómplice. En esto somos bastante sencillas.

Cuando nuestro señor nos dice si nos gusta un chico físicamente, solemos mentir -si el mozo está de buen ver-. Queda feo decirlo, aunque si la situación es al revés y él dice que no tú piensas: “serás cabrón, si estoy viendo como se te ponen los ojos en blanco del repaso que le has dado”. En esta situación no vais a acertar nunca: si dices que no da igual, pensaremos que sí os gusta y nos cabrearemos porque mentís. Si por el contrario dices que sí ya sabes: bronca al canto. Así que la decisión es vuestra. ¿El fin de esta mentira? No reconocer lo evidente, porque nosotras estamos en otro escalafón evolutivo, jugamos en otra liga, porque nosotras -y ahí está la mentira- “no somos tan salvajes ni primitivas como vosotros”.

Nos encanta pensar el porqué de lo que hacéis y estar seguros de que nunca será bueno lo que pensamos. Somos fans del refrán: “Piensa mal y acertarás”. Y siempre irá en vuestra contra. Somos especialistas en buscar dobles interpretaciones, en cambiar la pregunta que nos hacéis, en decir “Aaah o sea que tengo YO razón! Eres un gilipollas”. Esta frase es muy recurrente, es una coletilla que siempre pega. Da igual el tema de conversación, ahí que te la cuelo.

Cuando una damisela se siente insegura, celosa, reemplazable, lo primero que hace es mirar al suelo y ponerse seria. Mira al suelo porque en realidad no quiere que él sepa lo que siente. Porque, a veces, cuando una mujer se siente celosa le vienen pensamientos del tipo: creerá que soy una celosa compulsiva, una tía loca... Luego, obviamente, él se suele dar cuenta y ella lo niega todo. Miente si dice que no pasó nada.

Nos gusta jugar a ser adivinas. Si estamos en casa después de una discusión, nos gusta pensar -o mejor dicho-, no podemos evitar pensar qué estará haciendo él. Imaginamos que está hablando con cualquier “Guarra” -porque cuando tienes novio, el resto de las tías son todas unas guarras- y que ya ni se acuerda de ti. Piensas que mientras tú miras a la pantalla del ordenador para ver si se conecta al msn, él está por ahí con sus amigos de picos pardos y que le da igual lo que tú sientes. Siempre pensamos que no piensan en nosotras. Que si no nos dan toques al móvil es porque no nos quieren, que si no nos llaman para disculparse es porque no le importas. Y te dices: “yo no le llamaré más, esta vez si quiere algo, que venga él”. Mientras vas hacia el salón a coger el teléfono y marcar su número. Cada vez que nos vamos enfadadas, cabezotas, con el orgullo en los talones ya nos vamos arrepintiendo de lo que pasó. Mentimos cuando decimos: “Pues adiós” “Que te jodan” “Ahí te quedas” y demás variantes. Porque ante todo hay que quedar por encima del otro.

3 comentarios:

  1. Es agradable escuchar esas posturas femeninas, en muchas ya reparaba, diría casi todas, pero uno se pierde en la vorágine de nuestra propia esencia masculina, quizás necesariamente para mantener el misterio o esa relación contradictoria entre los dos sexos no se pierda, porque todo ya existía antes de que tiráramos la primera piedra. Y haciendo una metáfora con vuestras posturas tan necesarias para nosotros, diré: que vuestras piernas en tacos apuntan tanto al paso del futuro, que aunque no se muevan en la fotografía que el hombre piensa, la mujer ya lleva conocida su idea y sentencia, ya que del corazón y de sus ojos, es de dónde salen los verdaderos caminos de ellas. Si tengo que explicar estas mis letras, me voy a Marvella, no sé donde p…queda, pero rima con ellas. Lo que estoy diciendo es que lo que su merced dice, en todo ápice, es más cierto, inclusive los que nos toca de necios, por eso el amor es más bello, cuando nos imponemos el ir modelando lo bueno que llevamos dentro, y quede poco espacio para lo vacío, porque de solo flores ni viven los conejos. Su amor no se pondrá celoso, ya que me refiero a todo vuestro género bello, y más que ha dicho que las prosas no sirven para nada. Un saludo os dejo, ya que en vuestra tierra, no hay aquellos Reyes tan avarientos y pillos. Jorge PD. Me olvidaba de lo fundamental, el texto esta de gusto a lo justo, como es óptimo, y para ayudar al análisis, me confieso, que quizás me agrade más leerlas, que escucharlas, no es desmedro contra vosotras, debe de ser un mal atávico de mi naturaleza.

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  2. Me resulta curioso tu punto de vista, ya que parece que todos los males de una relacion es que lo hombres tienden/no quieren darse cuenta de lo que sucede con su pareja.
    Dices que las chicas se preocupan por la cantidad de guarras que hay en la discoteca. SOlo vosotras os preocupais cuando vuestros novios salen con sus amigotes, nosotros, sin embargo, cuando saliis vosotras, estamos la mar de tranquilos en nuestras casas, ya que gracias a dios, las discotecas solo estan llenas de guarras, y no de babosos, mirones y aburridos calentones...los celos, son normales en toda pareja, pero, hasta cierto punto, porque pueden llevar a la destruccion de ambos miembros, si siempre piensas mal, pues, entonces, que haceis con vuestra pareja si no teneis la mas minima confianza en el? Creo que es vuestro escudo, por si el dia de mañana algo sale mal poder decir:"ya te lo decia yo que este era un cabrón".
    Los hombres tambien lloran, aunque, rara vez se desmoronaran en publico, ya que uno tiene que mantener su status de macho iberico,pero, si preguntas, creo que en bastantes casos obtendras un si por respuesta. Seguramente nos haremos los duros, pareceremos muy seguros, pero todos tenemos nuestras debilidades y nuestros miedos, asique nuestros momentos de felicidad que te sacan esa lagrimilla por cualquier recuerdo tonto.
    Todos mentimos, solo hay que saber cuando se deben decir verdades...

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  3. Hola:
    Creo que no me entendiste bien. A lo que yo me refiero con este texto, es que las mujeres no nos diferenciamos tanto de los hombres ni somos tan complejas como creéis.
    Sé a ciencia cierta que no solo somos las chicas las que nos comemos la cabeza cuando el novio sale de fiesta. Obviamente en la noche, en España, las mujeres tenemos en proporción a más babosos que los hombres guarras, pero la duda, la sospecha, la inseguridad -cuando quieres a alguien-, siempre está ahí.
    También sé que los hombres lloran, he visto a mi novio llorar y es una de las cosas más horribles -a la vez que dulces- que jamás vi. Esa idea de que no lloran en público por su virilidad la veo un poco absurda. Quizá sea otra manera de sentir las cosas. Pero claro que les duele y claro que tienen las mismas ideas revoloteando por la cabeza cuando su novia se va a la playa con una amiga.
    Como dije en mi texto: no nos diferenciamos tanto unos de otros

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