13 de noviembre de 2011

La flora bibliotequil

Está al teclado una rata de biblioteca: una chica que no puede conciliar el estudio en su casa y huye de la perversión del frigorífico, el perro y la televisión, refugiándose en un asiento de madera incómodo.

Pues bien, llevo varios años fijándome en la flora de estos lares; en los comportamientos de estos vegetales, y he observado varios patrones de conducta que se repiten una y otra vez. Creo que podría dividirlos en dos grupos -y no es muy difícil dicha división-: los considerados "frikis" -por extensión empollones- y los cafres/patanes/tocapelotas (escojan ustedes el adjetivo que más les guste).

Personalmente, he tocado ambos palos -es que me gusta probar de todo, saben ustedes- con lo cual puedo hacer una detallada descripción de ambos bandos. Empezaré por el tocapelotas, que es el primer grupo al que pertenecí. Esta facción se basa en, simplemente, ir a la biblioteca, ocupar un sitio y ponerse a chatear mediante Wapp y/o chat-Tuenti con la Blackberry y sus derivados. Es curioso cómo estos tocapelotas se dispersan por toda la biblioteca y van dando tumbos de un lado a otro para no solo joder a los que estén en su mesa, sino también a los que están en la otra punta de la biblioteca. En mis tiempos, cuando no existían las BB ni los Iphone, lo que se hacía, básicamente, era dar por culo con notitas, estrujándolas para hacer mucho ruido. Mira qué bien: hasta en el modo de joder hemos avanzado.

Otro de los métodos de dar por culo es cotillear con el/la de al lado y reírte como si estuvieras en el banco del parque de al lado de tu casa. Sí, a veces, la risa es inevitable y puedes morir en el intento de aguantarte -me ha pasado-, pero, cuando es a ti a quien joden, la cosa ya no hace tanta gracia. También hay otro modo de hacer que los "Frikis" empiecen a supurar bilis por las orejas y manchen sus apuntes con su odio: levantarte e ir cada dos por tres al baño, a la calle y/o a hablar con los compañeros tocapelotas al vestíbulo, donde todo el mundo pueda oír tus carcajadas.
También es muy común entrar en la sala de estudios y ver que solo hay mesas ocupadas por apuntes, cuyos dueños brillan por su ausencia, ya que pasan la tarde en la puerta de la biblioteca hablando de lo mal que lo pasan con los exámenes y lo agobiados que están: ya veo, ya, por eso estás fuera, para desestresarse. Lo más gracioso es que nunca intentan avanzar en el temario... Normal que siempre anden agobiados, ¿no?

Y yo te digo, querido tocapelotas: si ya estudiar es una tarea que de por sí es molesta y agobiante, no vengas tú a joderme más, que ya que me salté mi apreciada siesta para poder tener sitio, que al menos me sirva de algo. Pero nada, oye, por mucho que les mires con cara de psicópata-rompecabezas, siguen ahí: con sus reales posaderas ocupando un sitio y pasando la tarde en una biblioteca, en la que, además, uno está muy calentito. Y ellos son el futuro del país. Padres: ¡rezad porque os lleguen las pensiones! Son gente repelente.

El segundo grupo es el "friki". En este grupo ocurre todo lo contrario: son gente aplicada, con gafas de pasta y miles de apuntes subrayados con tres mil colores distintos. Gente que no levanta el culo ni para tirarse pedos -hecho comprobado-. Pero claro, el lado oculto de este grupo es que les molesta todo: les molesta el ruido de las teclas de la gente que trabaja con ordenadores, el sonido de los subrayadores cerrándose, que se caiga un lápiz, que su compañero ocupe un poco más de su espacio. Usan tapones de goma para los oídos -por cierto, lavar los tapones de vez en cuando no viene mal-. Son gente agobiada de la vida que giran las hojas sin parar que te contagian ese estrés y te hacen sentir patán porque tú solo subrayaste tres líneas y no diez. Tienen quince mil libros abiertos encima de la mesa, con gran desorden y los miran todos a la vez. Son como camaleones. Son "estresados de la vida". Son gente curiosa, digna de donar su cuerpo a la ciencia para ser estudiados post mortem.

Y entre estos dos grupos me encuentro yo actualmente: chica "estresada de la vida" que subraya los apuntes con cinco colores distintos -amarillo para los títulos, rosa para el texto, naranja para divisiones, verde para subdivisiones y azul para fechas y nombres relevantes-, que se agobia con el claqueteo de las teclas de los demás, pero que les jode con sus teclas y su BB. Soy de esas que se sienta al lado del novio para darle besos y colgarse de él, pero que cuando va con sus amigos se busca el lugar más recóndito para no ser partícipe de sus risas estruendosas. Soy una mezcolanza, soy una menestra de verduras, con ricas judías verdes y aburridos guisantes.